¡Chochooooo!

No hace mucho me tocó cubrir unas vacaciones en un centro que no es el mío habitual. Por esta razón empecé el primer día coincidiendo con el último de la compañera a la que iba a sustituir para que me fuera explicando dónde está el material, qué orden se sigue cada día, qué llave abre qué puerta y, lo más importante, dónde está la máquina del café. Se puede decir que ese primer día estuve de aprendiz de esta señora, aunque ella en ningún momento me llamó «a vé, la nueva» ni «joven padawan» ni nada parecido, sino más bien el más castizo y sonoro chocho.

Con lo que así transcurrió la mañana: «¡Chocho, pásale la fregona a eso!», «¡Chocho, échale lejía ar váte!», «¡Chocho, cambia las bolsas de las papeleras y tira las llenas en el saco grande!». Todo a cámara rápida, porque -como es habitual en muchos trabajos, y no sólo de limpieza- hay que hacer la faena de 8 horas en 5.

Y como la entrada me ha quedado muy corta, añado un vídeo musical que tiene que ver con esto nada más que de refilón: